PISA a nivel preescolar: ¿Es lo que deseamos para nuestros hijos?

Experto británico en educación habla sobre los reveses de la aplicación de pruebas estandarizadas en niños pequeños

Publicado por el Institute of Education (IOE) el 8 de agosto de 2016.  Traducción al español: Marcela Hernández.

Por Peter Moss

Desde su primera aparición en el año 2000, el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, conocido en todas partes como PISA, ha ejercido una gran influencia en el mundo de la educación a través de la evaluación trienal de jóvenes de 15 años de edad en un creciente número de países de todo el mundo. Actualmente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), responsable de la creación del PISA, planea una nueva iniciativa, el Estudio Internacional de Educación en la Primera Infancia (IELS, por sus siglas en inglés).

El Estudio Internacional de Educación en la Primera Infancia que es una evaluación internacional de los resultados de aprendizaje en la primera infancia, entre niños y niñas de 5 años de edad, pretende "ayudar a los países a mejorar el rendimiento de sus sistemas, para obtener mejores resultados para los ciudadanos y ciudadanas y una mejor relación calidad-precio ... [mostrando] cuales son los sistemas que funcionan mejor, en qué áreas y para qué grupos de estudiantes ... [y  compartiendo] ideas sobre cómo alcanzar tal desempeño". En este momento, el IELS se encuentra convocando a licitación para 'diseñar, desarrollar y someter a prueba un estudio internacional sobre el aprendizaje en la primera infancia', donde (mientras escribo) la OCDE está en el proceso de selección de un "contratista internacional" para liderar el trabajo. El objetivo es ponerlo a pureba en 3 a 6 países a fines de 2017 y durante la primera mitad de 2018. Un grupo de 16 países ha trabajado con la OCDE para 'analizar' el estudio, incluyendo el Reino Unido, aunque no está claro si esto significa Inglaterra.

Se vislumbra un PISA a nivel preescolar, sin embargo, pocos actores en el área de la educación en la primera infancia, a excepción de los gobiernos, son conscientes de lo que les depara. Para promover un debate más amplio, nueve académicos de alto nivel de Europa, América del Norte y Australia / Nueva Zelanda han publicado un artículo este mes y a continuación he resumido los principales puntos. Creemos que la propuesta del IELS genera preocupación por varios motivos, de los cuales exponemos cinco.

1. En primer lugar, la educación es una cuestión política que plantea interrogantes políticas con respuestas diversas y a menudo antagónicas. Sin embargo, la OCDE no pretende exponer sus cuestiones políticas o dar explicación sobre sus decisiones. En cambio, asume que la educación en la primera infancia y el estudio propuesto son prácticas puramente técnicas, lo cual  refleja lo que Paul Morris del Insituto de Educación de la Universidad de Londres (2016) ha descrito como un "deseo de considerar a la formulación de políticas como un ejercicio tecnocrático, a realizarse por un grupo élite de expertos ajenos a la influencia de la política y la ideología".

2. Tras una fachada técnica, la OCDE asume que sus conclusiones y recomendaciones son obvias, objetivas e irrefutables Son todo lo contrario. Adopta una posición paradigmática en particular, que podría describirse como hiper-positivista. Valora la objetividad, la universalidad, la previsibilidad y lo que es medible. Opta por trabajar con ciertas disciplinas, en particular determinadas ramas de la psicología (desarrollo infantil) y la economía (capital humano). Supone un modelo económico y político de un mundo que plantea más de lo mismo, y debemos preparar a los niños y niñas para el futuro a través de la aplicación de las tecnologías humanas. Por supuesto, la OCDE es libre de elegir su posición. Sin embargo, debe ser consciente de que ha tomado una decisión y ha adoptado una determinada perspectiva. También debe ser consciente de que existen otras alternativas y perspectivas. Sin embargo, de ambas formas, demuestra una total falta de autoconsciencia.

3. Despues de leer la documentación del IELS, podemos llegar a perdonarlo/a por pensar que su precursor, el PISA, no haya sido el objeto de críticas. Pero ha recibido críticas, y el IELS no se involucra en esas críticas que aplican tanto a las pruebas comparativas de niños y niñas de 5 años como de jóvenes de 15 años de edad. Algunas son de carácter técnico, y, como sostiene Gorur (2014), existe "amplia bibliografía donde se critican aspectos de la metodología [de PISA]". Pero hay aspectos más importantes, por ejemplo, PISA no aborda la complejidad, el contexto y la causalidad, y un modelo implícito pero ingenuo de ilustrados formuladores de políticas que aplican, en forma objetiva y racional, las lecciones de otros países.

4. El IELS, y sistemas similares de pruebas, tratan de aplicar un marco universal para todos los países, todas las pedagogías y todos los servicios. Este enfoque se basa en el principio de que todo se puede reducir a un resultado, un estándar y un indicador común. Lo que no puede hacer es adaptarse, mucho menos acoger, la diversidad - de paradigma o teoría, pedagogía o disposición, niñez o cultura. El problema que aquí se presenta  - y no se reconoce, y mucho menos se aborda en la documentación de la OCDE - es cómo se puede aplicar un IELS en lugares y entre personas que no comparten las mismas posiciones (implícitas), concepciones, suposiciones y valores de este estudio.

5. La OCDE es una organización extremadamente poderosa que aplica "tecnologías humanas" extremadamente poderosas como el PISA y el IELS. Sin embargo, los posibles efectos adversos de este poder, como la limitación y la estandarización de la educación en la primera infancia, no figuran en la documentación del IELS, ni siquiera en la sección titulada "Gestión del riesgo".

Finalizamos nuestro artículo con una clara declaración de intenciones: "en aras de una política democrática de la educación y de un enfoque comparativo de la educación que promueva la reflexión en lugar de regular el  rendimiento, esperamos que las comunidades de la primera infancia en todo el mundo se hagan escuchar y que la OCDE entable un diálogo con ellas ".

Â