Reforma educativa en México implanta modelo de gestión por resultados en base al discurso de la autonomÃa escolar
La investigadora Lucia Rivera afirma que, por la reforma, el término autonomÃa es despojado de su significado emancipador y su vÃnculo con la democratización de la vida escolar; para la abogada Volga de Pina, este cambio traerá efectos negativos para la garantÃa y el respeto de los derechos humanos en las escuelas
Por FabÃola Munhoz, de CLADE
Foto: Ronaldo Schemidt | Getty
Según artÃculo de LucÃa Rivera, investigadora en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) Ajusco, México, un punto especialmente preocupante de la reforma educativa que se impulsa en el paÃs tiene relación con la modificación del artÃculo 3° de la Constitución, y la creación posterior del artÃculo 22 de la Ley General de Educación (LGE) que determinan el fortalecimiento de la capacidad de gestión de las autoridades escolares y las madres y padres de familia. En el artÃculo 28 de la misma ley se agregó que “las autoridades federal, locales y municipales, en el ámbito de sus atribuciones, deberán ejecutar programas y acciones tendientes a fortalecer la autonomÃa de gestión de las escuelasâ€.
La investigadora afirma que, con esta reforma, el término autonomÃa es despojado de su significado emancipador y su vÃnculo con la democratización de la vida escolar. “En su lugar se propone una autonomÃa regulada y acotada, al servicio de fines pragmáticos. Otro aspecto inquietante es la concepción implÃcita de la escuela como una organización productiva rentable, cuya razón de ser es el logro de determinados aprendizajesâ€, explica en su artÃculo.
De acuerdo al mismo texto, el concepto de “autonomÃa de gestión†podrá implicar también en la responsabilidad de las madres y los padres de familia por los problemas de operación de la escuela, como el pago de servicios básicos (agua y luz, por ejemplo) y las descomposturas y/o carencias materiales de los centros educativos. Asimismo, en la mirada de la autora, esta propuesta podrá otorgarles a las familias amplias atribuciones de vigilancia sobre las/os docentes y discrecionalidad para decidir sobre la presencia de grupos privados y agentes externos en las escuelas públicas, la mayorÃa ligados a sectores empresariales.
Paralelamente al fortalecimiento de la autonomÃa de gestión de las unidades escolares, la SecretarÃa de Educación Pública (SEP) generalizó en todas las escuelas el uso de la “Ruta de Mejoraâ€, que se definió como un sistema para ordenar y sistematizar procesos de mejora de la gestión escolar, y que deberá ser utilizado continuamente por el Consejo Técnico Escolar, especie de colectivo formado por directoras/es, docentes y asesores técnico-pedagógicos, que la reforma establece como instancia de organización, dirección y control de las acciones de la escuela.
En intervención durante seminario virtual organizado por el CREFAL, Alfredo Pallares, de la SEP, afirmó que la creación del Consejo Técnico Escolar tiene el objetivo de aumentar la autonomÃa y el liderazgo de las escuelas, promoviendo la mayor eficacia de la gobernanza del sistema educativo. Esta mayor autonomÃa escolar, de acuerdo con él, abarcará no solo la gestión administrativa, sino que además impulsará la autonomÃa curricular, de manera que los centros educativos ofrezcan aprendizajes de acuerdo a las necesidades de su contexto regional o local. “La misión de este Consejo será diseñar estrategias para conseguir resultados, mientras que le tocará al INEE [Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación] dirigir los procesos de evaluación de la reforma educativa como un todo, inclusive evaluando los programas educativos según estándares administrativosâ€.
Para la abogada e investigadora del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia Volga de Pina, este cambio en la autonomÃa de la gestión escolar es especialmente preocupante en lo que toca a la garantÃa y al respeto de los derechos humanos en los centros educativos, pues en distintas comunidades y familias a lo largo y ancho de México, predominan conceptos machistas, racistas y religiosos que podrán volverse en obstáculos a la libertad pedagógica, la democracia y la convivencia pacÃfica en las escuelas. “Es posible que la gestión escolar acabe en manos de comunidades lideradas por iglesias, pensamientos conservadores y lógicas de perjuicio y discriminación. Eso no va a favorecer la democratización de las escuelas y el respeto a los derechos y libertades. Es una trampa, por la cual el cura o el empresario puede venir a ocupar un lugar que es público y de responsabilidad del Estado, con miras a defender sus propios intereses en cada comunidadâ€.
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