Panel discute los retos para el derecho a la educación en la región y su relación con la paz y la democracia

La mesa que formó parte del seminario “Educación emancipadora y garante de derechos” destacó como principales desafíos la criminalización y represión a la protesta social, la ascensión de grupos conservadores en el contexto político regional, el golpe en Brasil, y la victoria del “no” en Colombia

Por Rosa Elva Zúñiga López, Secretaria Ejecutiva del CEAAL y miembro del Comité Directivo de la CLADE

En la segunda Mesa del Foro Internacional “Educación emancipadora y garante de derechos: retos para América Latina el Caribe”, titulada “Hablemos de Paz, Democracia y los retos para la educación”, se contó con la participación de: Patricia Jaramillo, Coordinadora de la Red de Educación Popular entre Mujeres (REPEM) de Colombia; Emilio Álvarez Icaza, sociólogo y ex Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y Luiz Araújo, Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de Brasilia.

Patricia abordó la situación que vive Colombia, después del NO a los acuerdos de paz. En el plebiscito para la ratificación popular de los acuerdos entre el gobierno nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) ganó el abstencionismo, pues sólo salió a votar el 37% de la población. Las que votaron por el sí son en su mayoría mujeres, las cuales han sido las principales víctimas del conflicto. Influyó en este resultado el papel de la iglesia, los medios de comunicación dominantes y el hecho de que la población ya no cree en las elecciones. Se instaló la creencia de que los acuerdos firmados impulsarían la “ideología de género” como una forma de atentar contra la familia cristiana. “Desde el movimiento feminista colombiano se afirma que lo que se impulsa es una perspectiva de género, pues la ideología de género no existe”, afirmó Jaramillo.

En su intervención, Emilio Álvarez Icaza abordó tres puntos: el contexto de criminalización y represión a las y los defensoras/es de derechos humanos en la región y algunas pistas de por dónde caminar. Sobre la coyuntura regional, señaló que estamos viviendo un fin de ciclo en el que la “ideología de género” es una amenaza para los derechos humanos de las mujeres y comunidades LGBT. Inclusive mencionó casos emblemáticos de los cuáles debemos aprender: en Guatemala, el caso del juicio a un dictador y la sentencia contra los militares responsables de la esclavitud sexual y doméstica de catorce mujeres. Asimismo, los movimientos estudiantiles están emergiendo en toda América Latina y el Caribe como actores movilizadores. Sobre las y los defensoras/es de derechos humanos en general, comentó que el uso del espacio público por los movimientos sociales se ha reducido, y hoy se limita al uso de internet. “Todo el continente es un foco rojo: masacres, criminalización del movimiento LGBT, liderazgos indígenas amenazados. Podemos hablar de una “Primavera Democrática” en América Latina”, dijo. Entre las pistas que este contexto nos plantea, señala la necesidad de volver a articular políticamente a las diferentes fuerzas sociales, creando nuevas plataformas y espacios, para revisar de forma crítica los gobiernos de izquierda, aquilatar lo logrado, tener un diagnóstico fino para decidir en dónde hay que construir los espacios políticos, y además hablar de desconfianzas y desgastes.

A su vez, Luiz Araújo compartió que la Inclusión educacional y la democracia están bajo ataque en Brasil. Reconoció un punto en común entre los países de nuestra región: la resistencia contra el autoritarismo y la dictadura. Señaló que hay un pacto constitucional en Brasil desde 1988 que reconoce la educación como un derecho para todos y todas y una condición para la consolidación democrática, y que el golpe que tuvo lugar en el país es una estrategia de los grupos conservadores para retroceder en estos avances.

“Brasil vivió un golpe institucional que sirvió para deponer un gobierno, para imponer ideas autoritarias y fundamentalistas. El momento de crisis que vive ahora es una oportunidad para despertar. La lucha se fortalecerá en la medida en que se reconozca que no es un hecho aislado y que es una batalla por los imaginarios. Sin embargo, hay esperanza, pues 1000 escuelas secundarias y 170 instituciones educativas están ocupadas en el país debido al congelamiento del gasto público. Hay lucha y se seguirá luchando”.